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La belleza de sus praderas y su particular forma de anfiteatro custodiando las riberas del Río Butalcura, nos llevó a comprender que el camino que debíamos seguir era el de la preservación y recuperación del lugar.
De esta forma, las próximas generaciones no dejarán de ver la sinfonía en tonos caramelo del fluir del agua, de las retorcidas cuencas hidrográfica del Río Butalcura.
El desafío es formar un parque en donde las asociaciones boscosas siempreverdes de Coihues, Olivillos, Mañíos y Tepas, convivan con los animales nativos y los seres humanos.
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